La Casa Museo

La Casa Museo Álvaro Cunqueiro nace en Mondoñedo como un espacio largamente esperado y dedicado al que es, sin duda, el escritor en gallego más brillante del siglo XX y uno de los grandes autores en lengua castellana. La Casa Museo aguarda al visitante o al viajero en la plaza de la catedral de Mondoñedo, en pleno centro histórico de esta vieja ciudad episcopal.
Es en este edificio de tres plantas donde ocho años después del fallecimiento de don Joaquín, el padre de Álvaro Cunqueiro (1941), los hermanos Pepe, Álvaro y Carmen se trasladan desde la vivienda de A Fonte Vella a este edificio, el número 13 de la Praza da Catedral.

Poco tiempo después de su regreso a mondoñedo en 1947, Cunqueiro instalará permanentemente su residencia (hacia 1949) en este inmueble del Cantón Grande mindoniense. Aquí verán la luz en los años sucesivos algunas de sus obras más extraordinarias, entre ellas Merlín e familia (1955), As crónicas do sochantre (1956), Las mocedades de Ulises (1960) o Escola de menciñeiros, por poner solo algunos ejemplos.

Planta Baja

La planta baja de la Casa Museo Álvaro Cunqueiro, a la que se accede desde los soportales del llamado Cantón Grande, alberga la recepción a los visitantes y un punto de información turístico y acoge, además, en su parte interior la Taberna de Galiana.

Primera Planta

El primer piso del edificio que habitó Álvaro Cunqueiro a lo largo de tres décadas alberga, por un lado, la cocina del establecimiento hostelero, y en la estancia que mira a la plaza de la catedral, lo que hemos llamado “sala sensorial”.

Segunda Planta

La segunda planta del edificio divide sus espacios entre el comedor del establecimiento hostelero, (que como dijimos se comunica con el huerto del escritor) y una sala dedicada a explicar su obra literaria, tanto en lo que corresponde a su faceta poética, como a sus hitos como narrador o dramaturgo.

Tercera Planta

La planta más alta del edificio ofrece al visitante espacios más recogidos y que le acercan a la peripecia vital del autor en las décadas que lo habitó, desde finales de los años cuarenta hasta el traslado de su residencia a Vigo. La estancia que mira directamente a la plaza y la catedral mindoniense recuerda su entorno familiar más cercano, en el que creció y desarrolló sus dotes innatas de fabulador.