Tercera planta
Los espacios íntimos de Cunqueiro
La planta más alta del edificio ofrece al visitante espacios más recogidos y que le acercan a la peripecia vital del autor en las décadas que lo habitó, desde finales de los años cuarenta hasta el traslado de su residencia a Vigo. La estancia que mira directamente a la plaza y la catedral mindoniense recuerda su entorno familiar más cercano, en el que creció y desarrolló sus dotes innatas de fabulador. El visitante conocerá su espacio de reposo y a su madre Pepita, a su padre don Joaquín, a sus hermanos y el entorno social que abonará su futuro talento literario.
En un segundo espacio interior de esta planta aguarda al visitante un pequeño rincón de lectura, donde tendrá a su disposición una pequeña biblioteca en la que ojear obras de, o sobre, nuestro escritor. En el ambiente flotarán, además, voces que nos leen algún fragmento de sus obras e igualmente, como no, la voz del propio Álvaro Cunqueiro.
Y da paso este pequeño ámbito de lectura al que fue, sin duda, el sancta sanctorum creativo para nuestro escritor: el desván trasero, El mítico “faiado” de Cunqueiro, con las ventanas que miran al huerto familiar y a su querido bosque de Silva, “que me servía para poner el fondo en las historias que más amé, y amó todavía”, como escribió en una ocasión. Cuenta esta sala con diversos elementos interpretativos que nos amplían lo antes visto u oído sobre Cunqueiro. Se trata aquí de conocer también su, no menos importante que el resto de su obra, faceta como periodista. E igualmente se apunta la enorme influencia que el ambiente artístico y literario del Mondoñedo de entonces tuvo en el nacimiento de un creador literario único. Adornan un rincón del espacio una serie de retratos, obra de distintos autores, que componen una pequeña galería dedicada a Cunqueiro y sus mil caras. Conservamos aquí algunos objetos personales, recuerdos, galardones, manuscritos…del escritor. Entre ellos sobresale la máquina de escribir del escritor, su querida Smith Premier 10 que luce en la que fue, igualmente, su modesta mesa de escritorio.
Una nueva proyección audiovisual llevará al visitante muy lejos, a los caminos jacobeos que reiteradamente visitó literariamente Cunqueiro. Y finalmente, una pequeña sorpresa nos recordará la importancia de esta estancia y del paisaje familiar que cada día contemplaba en el escritor desde sus ventanas: el huerto familiar y el cercano bosque de Silva, en la ladera cercana, sobre el que versaron tantos artículos periodísticos a lo largo de los años.